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martes, 19 de abril de 2011

Reír, detestar, llorar: la Historia social de la literatura española (1). Notas de José Luis Bellón sobre un work in progress


Nota: el presente trabajo es el borrador de una investigación en curso. Lo escrito aquí plantea las coordenadas de trabajo y, como punto de partida; en la siguiente parte se reflexiona sobre la bodega teórica de la obra estudiada (a la que me referiré con la abreviatura HSLE).

0 Impresiones de un lector.

Estas reflexiones no quieren ser ni una crítica crítica contra nadie ni un ejercicio en el que se desvele un “falso” marxismo frente a otro “verdadero”. Mi desacuerdo con el texto no ayudaría a entender la lógica del mismo (esta es una cuestión sin interés analítico). Son una serie de impresiones de un lector más o menos deformado por su pertenencia al gremio.
Los planteamientos “marxistas” de la HSLE son, en su mayor parte y vistos desde hoy, un despropósito científico, aunque haya aciertos, fogonazos y bastantes verdades. El marco teórico general hace aguas por todas partes. En un principio, durante la lectura, pensaba “no me extraña que nadie tome en serio al marxismo”. Eso es una verdad a medias: los horizontes teóricos y sus distintos posicionamientos en el campo son tomados en serio o en burla dependiendo de los sectores y sectas dominantes en el espacio en que se gestan. De hecho, la HSLE ha sido un libro de éxito, un verdadero best-seller con varias ediciones y reimpresiones a lo largo de los años, un libro tratado, consultado, comentado, citado ad infinitum en todos los cursos de literatura española, siquiera para mencionar de pasada su existencia. Para miles de personas era (y es) el libro fundamental sobre la cuestión, el marta-hanecker o black and decker marxista sobre Quevedo, Góngora, Cervantes, Galdós o el Arcipreste de Hita. Era un libro que decía que tenía algo nuevo que decir y algo importante y que supo captar un espacio de atención realmente envidiable.
Con el paso de los años, el capital simbólico (o reconocimiento) acumulado no ha cubierto los gastos. Siempre se tiene la sensación de que  es cualquier cosa menos científico (a pesar de los, insisto, aciertos y verdades generales). En el mismo contexto geoteórico el manual dominante en la materia es, en el – creo – el imperio de las editoriales Cátedra y Castalia y un manual que no es realmente un manual: los volúmenes de Historia y crítica de la literatura española (editorial Crítica). Usando la terminología de Moreno Pestaña, la HSLE no ha tenido una consagración institucional real (pese a su presencia constante) ni una consagración intelectual, aunque sí un público considerable, un espacio de atención a pesar de todo. La autonomía creativa es una variable aquí inaplicable, debido al tono religioso del marco teórico (y esto dicho malgré los planteamientos de Collins-Durkheim y véase al respecto la crítica de Moreno Pestaña, 2007). Una primera cuestión sería analizar las trayectorias de los autores y el proceso de gestación de la idea. Algunas trazas de esta cuestión se observan en la “Nota a la segunda edición” (pp. 9-12) y la “Explicación previa” (pp. 13-49). A esta “explicación” previa me dedicaré estas notas.

1 Una obra de buenas intenciones y duras palabras. ¿Cómo investigar el insulto en la Akademia?

            Comencé la lectura por el volumen 3 y me chocó la violencia simbólica del lenguaje. Era un libro anti-spinozista (aquello de non ridere, non lugere, neque detestari, sed intelligere pero al contrario). Desde mi atalaya, oteé su horizonte y lo condené como “maniqueo” y “simplón” . Si se quiere comprender las condiciones de posibilidad sociales de una obra determinada, lo último es caer en su juego de pugnas in re sostenido. Pero aquella virulencia, esa burlona arrogancia me preparó para comprender la batería teórica de la “explicación previa”, para situarla posicionalmente.
La virulencia es una defensa religiosa e inquisitorial de unos dogmas que puede explicarse por: (a) desesperación por debilidad, (b) arrogancia rebelde nietzscheana, (c) desquite insultante (ahora os váis a enterar, Franco ha muerto). A estos tres puntos, dos variables comunes: el insulto puede considerarse también una forma de ganar valor para la obra (la violencia simbólica es un valor en el mercado dependiendo de quien la profiera y espete); dos, puede ser una forma de defensa teniendo en cuenta las ambiciones prometeicas de la obra: toda la historia de la literatura española ab Urbe condita (recuerda a la “globalización” sociológico-filosófica de Collins, pero sin la sonrisa borgiana del mismo).


Texto 1 – Un ejemplo del tono arrogante e insultante – y no especialmente virulento: Sobre Maravall (El mundo social de la Celestina), en la bibliografía básica sobre La Celestina, los autores de la HSLE comentan: «El libro de Maravall es un serio intento de situar La Celestina en el marco burgués de la época, intento distorsionado por la idea de menospreciar el papel de la minoría conversa tanto en la obra misma como en la sociedad castellana.» p. 219

Obsérvese como contraste, la actitud del citado (“intento distorsionado” que “menosprecia” el papel histórico-literario de los conversos – como se sabe, un posicionamiento respecto a Américo Castro), de José Antonio Maravall, en El mundo social de la Celestina, prólogo a la 1ª edición:
«El ensanchamiento del campo visual de una determinada disciplina por quienes se mueven en el campo específico de ésta, de manera que el especialista se extienda a considerar aspectos que se salen del estricto marco de su trabajo, es admisible y puede ser fecundo; a veces ha llevado a descubrimientos que son francamente de estimar. Pero en tales casos es necesario tener conciencia de que se está en campo ajeno y, en la medida de lo posible, atender a lo que en él es ley, laborando con el modesto sentimiento del que juzga su trabajo como una aportación parcial y discutible.» (1968: 9)

Sobre la “arrogancia” como rebeldía:
Elias, 132: «El arzobispo llamó a Mozart «arrogante»; Mozart replicó que si se le trataba con arrogancia, lógicamente también él se volvía arrogante.»

1 Una hipótesis de trabajo: la HSLE como producto del campo + plusvalor
“marxista”. Cuidado con convertir el estudio del insulto en el objeto de estudio.


Texto 2 - Los autores de la HSLE tienen algo nuevo e importante que decir. La lucha por el espacio de atención.
Randall Collins The Sociology of Philosophies:
«The conversation of intellectuals is competitive, an implicit shouldering aside and grasping of one another to get as much into the focus of attention as possible. How does one succeed in this struggle for ritual centrality? One can make two kinds of claims: “My ideas are new” and “My ideas are important.”» (2002: 31)

La HSLE se presenta como algo más que un manual de historia de la literatura española (comprende tres volúmenes y mapea en 1.000 páginas toda la historia de la literatura española desde sus orígenes hasta la fecha de publicación del mismo). Se presenta como un manual marxista (de historia de la literatura española canónica) o, para ser más exactos, como el manual marxista (de historia de la literatura española canónica). Tengo la sensación de que hay una especie de plusvalor extraño que recubre el texto de una pátina invisible que lo hace diferente por presentarse como marxista, no por lo que es. Lo que digo quedará claro cuando se avance en la lectura de la HSLE y se vea que los planteamientos científicos apenas difieren, en lo sustancial, de los análisis de un Américo Castro o un José Antonio Maravall (es decir, un existencialismo especial mezclado a un historicismo tradicional). Únicamente hay un cambio de código-lenguaje y una aplicación (un lacanoalthusseriano diría fallida) del catecismo marxista: literatura igual a propaganda, literatura igual a ideología igual a falsa conciencia, literatura-espejo de la realidad-espejo de una (a veces traidora) conciencia de clase y otras historias. Sin embargo, insisto, el libro podría perfectamente encuadrarse dentro de la tradición de analisis historicista-estilístico más un continente existencialista, recubierto de un lenguaje “marxista”. Con esto no quiero decir que es un “falso” marxismo. Lo que quiero decir es que es un producto propio del campo académico en la materia (los estudios de literatura española canónica), con todos sus fantasmas, aderezado y acortezado de lenguaje marxista ortodoxo, y ese aderezamiento y acortezamiento extraño le da un “aura” o plusvalor, como si fuera algo más que ello mismo. De hecho, desde esa perspectiva se comprende su éxito y su pervivencia. No se trata de quitarle la corteza y desvelarlo en su des-interpretación: la forma y la argumentación le hacen un espécimen único o, por usar el lenguaje de HSLE: «Todo producto material humano —vasija, espada, automóvil, catedral, poema—, incluso si resulta de la reproducción mecánica, ocupa su lugar en el mundo con una unicidad indiscutible» (p. 12).

2 Situación y primeros conceptos. La Verdadera Historia (no lucianesca)

Texto 3 – Conflicto de cánones.
Norbert Elias, Mozart. Sociología de un genio:
«La dificultad estriba en que con semejantes categorías no se va a ninguna parte. Son abstracciones académicas que no se ajustan al carácter procesa! de los hechos sociales observables a los que se refieren. En ellas subyace la idea de que la limpia división en épocas, usual en la articulación de materiales históricos que se practica en los libros de historia, se corresponde perfectamente con el curso de hecho del desarrollo de la sociedad. Cualquier persona conocida por la grandeza de sus aportaciones es adjudicada
entonces gustosamente a una u otra época como su máximo exponente. Observando las cosas con mayor precisión, sin embargo, se ve a menudo que las grandes aportaciones se acumulan precisamente en las épocas que, usando tales conceptos de periodización estadística, se pueden designar en el mejor de los casos como fases de transición. Con otras palabras, brotan siempre de la dinámica de los conflictos entre los cánones de los antiguos estratos en retirada y los nuevos en ascenso.» (1991: 20)


La primera edición de la HSLE (yo he usado la segunda) se publica en 1978, con el cadáver de Franco aún caliente, en la transición del paradigma marxista al posmoderno (según Maginn 151). La noción de Norbert Elias “conflicto de cánones”, junto a las reflexiones de Bourdieu sobre la naturaleza de las querellas, me sirven para comprender la virulencia del lenguaje. Lo que no tengo claro es: (1) si el marxismo está en posición de debilidad en el campo intelectual y, por tanto, (2) si esa agresividad es por debilidad (amenaza) o por lo contrario (teniendo en cuenta la positiva recepción de público). (Pero para no empantanar la discusión con una búsqueda probablemente infructuosa de las razones del porqué de los insultos (es un libro que se ríe de los adversarios, los detesta y llora el falseamiento de la (su) verdad), mejor entrar en los planteamientos teóricos, esbozados sobre todo en la introducción y en unos pocos lugares del texto).

[…]

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